Sunday, September 20, 2009

Subir los impuestos en medio de la Gran Recesión?

Definitivamente, el gobierno español va a obligar a la economía de España a postrarse de rodillas y, finalmente, a entrar en Depresión. Y ello probablemente será así, como consecuencia de la subida de impuestos que ya ha anunciado el gobierno de Zapatero -castigando así absurda e imprudentemente el consumo y la inversión, tan necesarios para la recuperación- en momentos en que aún no se han solucionado ni atendido serios problemas de solvencia -muy graves, por cierto- con el sector bancario español, la falta de productividad de la fuerza laboral, la precaria competitividad la economía y -como proporción del PIB- la relativamente baja inversión en Educación, Investigación, Desarrollo e Innovación -motores de un crecimiento futuro sostenido para cualquier economía-.

Constatar que la tasa de desempleo en España -18.5%- es la más alta de todo los países de la OECD y, penosamente, el doble de la media de la de los países de la UE -8.5%-, preocupa ya muchísimo. Pero anticipar que en el 2010 esta tasa de paro será aún mayor -superior al 20%-, tal como lo pronostican todas las entidades internacionales y analistas independientes, sin excepción, debería ser materia de amplio debate público y causa de un cambio drástico en la dirección del manejo que se le ha dado a la economía española en los últimos 25 años. Un manejo que, a todas luces de lo que viene aconteciendo, fue equivocado y sólo benefició a unos pocos constructores y a los bancos quienes, entre otras cosas, se pueden contar con los dedos de una mano.

Además de las pésimas perspectivas de empleo que hoy ensombrecen el panorama económico y social en España, hace unos días el informe de competitividad mundial 2009 del Foro Económico Mundial - WEF en su sigla inglesa- reveló que el país ocupa el puesto 33 en competitividad económica dentro de una lista de más de 130 países analizados y que, además, ha perdido valioso terreno frente al lugar que ocupaba el año anterior - número 29-. Veamos algunos detalles de dicho informe.

La calificación otorgada por el WEF en materia de estabilidad macroeconómica en España es muy mala: el país ocupa el puesto número 62 en el mundo, al mismo nivel que el de varios países del tercer mundo. Según el mismo informe, la transparencia en los procesos de planificación y ejecución de políticas de Estado es muy precaria; en efecto, el país ocupa el lugar número 80 en el mundo.

Vemos con pesadumbre también que la economía española, que a muchos en ese país hacían creer que era la octava potencia del mundo ocupa, según el mismo informe citado, el puesto número 46 en cuanto a eficiencia de mercados se refiere y el 50, en cuanto a la sofisticación de sus mercados financieros. De igual manera, la innovación en el país -herramienta crítica para garantizar un futuro sostenible y sólido de toda economía- es muy pobre: el país ocupa el lugar 40 en el mundo.

En materia de educación las cosas no están tampoco mejor en España. El país ocupa el lugar número 78 en cuanto al nivel de la calidad de su educación secundaria.

En materia laboral, España ocupa el lugar 116 por la rigidez de su sistema, y el puesto número 86 en materia de cooperación entre la clase trabajadora y los empleadores.

Ante las precarias cifras citadas, surge una inquietud legítima en la mente del contribuyente español: a dónde ha ido a parar el enorme esfuerzo tributario de los contribuyentes españoles en las últimas décadas en las cuales la economía ha gozado de su mejor época en la historia moderna?; en dónde están los beneficios concretos para la sociedad -en la magnitud que era de esperarse-, de los miles de millones de Euros en subsidios recibidos de la Unión Europea, a lo largo de todo este tiempo en que España se integró de manera efectiva a la UE?; las cifras comentadas con anterioridad indican que las prioridades sociales y económicas sostenibles no han sido atendidas de manera prioritaria ni efectiva. Lo anterior lo hemos confirmado también de manera más precisa en el informe que sobre Europa publicamos recientemente en este mismo blog. Ver el artículo escrito sobre España y Europa.

Por todo lo que se comenta, será muy difícil que los contribuyentes en España vayan a aceptar a la ligera una nueva subida de impuestos en medio de la tremenda crisis que envuelve a la economía.

Y que no nos quepa la menor duda; como en las corridas de toros -las que tanto gustan en España-, la imposición de nuevos impuestos en medio precisamente de la peor recesión económica sufrida en la últimas cuatro décadas, hará que el país reciba el "puntillazo final" que lo llevará a entrar, definitivamente, en el sendero de un deterioro económico y social continuado. Sendero que nos recuerda de alguna manera al camino seguido por Japón en sus dos décadas perdidas, después de haber gozado de una expansión económica sin precedentes -como la vivida en España en los últimos 15 años-. Debe tenerse presente que todo el desastre económico en Japón en su época -como ahora en España- empezó también con los abusos y excesos en los sectores de la construcción y de la banca, complementados con una enorme pusilanimidad del gobierno.

1 comment:

  1. Vale la pena recordar grandes verdades en medio de tanta mentira y distracción por parte de los políticos de turno!

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